España a un paso de la red eléctrica Europea
23.04.2015
Comienza la cuenta atrás para la conexión de España a la red eléctrica Europea. La mega infraestructura para conectarse a la red francesa, cuenta las semanas para pasar su periodo de pruebas y poder conectarse definitivamente este verano.
Uno de los objetivos de este proyecto es que “el precio medio de la electricidad en España se acerque más al promedio de la Unión Europea”, según afirma el delegado regional de Red Eléctrica en Cataluña y jefe de proyecto, Luis Pinos. En un futuro, esta interconexión permitirá el consumo y un aprovechamiento mayor de las energías renovables, siendo la eólica la más destacada, cumpliendo así el objetivo marcado por la EU que para el año 2020 el 20% de las energías sean renovables. Todo esto supone un gran avance por tamaño, precio elevado y tipo de tecnología empleada.
En Europa no existe aún un proyecto de tales dimensiones. Lo más parecido lleva en funcionamiento 2 o 3 años en San Francisco (EE.UU.), siendo este último de menor capacidad menor (400 MW frente a los 2.000 MX del hispano-francés).
Lo que más llama la atención de este proyecto son las dimensiones. Cada metro de cable –el proyecto está conformado por 250 kilómetros de cable- pesa 34 kilogramos y la instalación recorre 64,5 kilómetros, desde la Santa Llogaia (Girona) a Baixas (Francia).
La inversión supuso 700 millones de euros y se trata de la más cara de la historia de la REE, que participa al 50% en el consorcio Inelfe creado con la compañía gala Réseau de Transport d´Électricite (RTE). La Unión Europea subvencionó con 225 millones, mientras que en el Banco Europeo de Inversiones (BEI) dio 350 millones para el proyecto. Esto se debe a que 56 kilómetros son totalmente soterrados –según la REE (Red Eléctrica Española) que el importe fuera 10 veces mayor-. De hecho, la única parte que no está soterrada son los 8,5 kilómetros del túnel, que tiene 3,5 metros de diámetro y que cruzan los Pirineos.
Cómo funciona
La tecnología utilizada en el proyecto es el sistema HVDC, basado en convertidores de conmutación automática. Cabe destacar que la interconexión hispano-francesa es de corriente continua, mientras que la española y la gala son de corriente alterna.
Para ello, se tuvieron que construir dos estaciones conversoras, una en cada extremo del recorrido para transformar la corriente alterna en continua y así enlazar la interconexión con el resto de la red española y francesa. Santa Llogaia transforma corriente alterna en continua y, en Baixas, vuelve de continua a alterna para conectarse con el sistema francés.
Cada estación cuenta con más de 5.400 módulos de potencia, que son los encargados de la conversión de corriente alterna a continua. La construcción de estas plantas viene de la mano de la alemana Siemens.
El gigante germano no es el único proveedor de este proyecto, también han colaborado como socios estratégicos Prysmian, Ferrovial junto con Sag Thepault, además de Eiffage y Dragados (filial de ACS).
Abaratar la energía en Europa.
La importancia de este proyecto reside en abaratar la energía en el conjunto europeo. Este proyecto aún se aleja de los objetivos impuesto por Bruselas de aumentar las cifras al 10% de interconexión en 2020 y otro 10% una década más tarde.
Tanto España como Francia y otros países del Viejo Continente, tienen en marcha otros proyectos.
Hay otro que también se ubica en tierras españolas. Se trata de la conexión submarina a través del Golfo de Vizcaya, aunque “todavía faltan muchos estudios por hacer” –subrayaron desde REE-, tendrá una distancia de 400 kilómetros y una potencia de otros 2.000 MW. La inversión estimada es de uno 1.600 y 1.900 millones de euros.
Otros proyectos son el que uniría Bélgica con Reino Unido, el de Alemania y Dinamarca o el de Francia e Italia.